
Como diría mi Abuela, en India hay muchismo de tó. Es el país de los excesos. Si quieres dulce puedes tomar pan un postre que reúne todos los sabores dulces en una hoja de árbol y te lo metes en la boca de una vez, si pides picante prepárate para llorar. La naturaleza es incomparable, no en vano India es el país con más km2 de Parques naturales. Si quieres religión, dioses, gurus, ritos o lo que sea puedes empezar a estudiar todos hoy que para cuando acabes habrá muchos nuevos para que no te aburras.
La primera capa de la India es suciedad, caos y miseria pero cuando apartas esa capa tienes un país con una riqueza infinita, una actividad frenética. Es imposible aburrirse un minuto en India porque cuando te vas a relajar aparece una vaca, un mono, o un indio preguntándote de donde eres y a que te dedicas, si te pones a leer notaras una cabeza detrás de ti mirando que pone en tu libro o 4 personas en frente de ti mirando como lees.
En India no se vive, se sobrevive, se pelea por cada cosa, es una lucha continua de millones de personas por mejorar. Pero la pregunta es como sería un país con 1.200 millones de españoles, alemanes o americanos, probablemente mucho peor. Dentro del caos India hay un orden, un respeto y las cosas funcionan. En India hay mucho talento, imaginación y posibilidades de mejorar para muchos.
Las mujeres tienen aún que luchar mucho para no ser meros objetos de intercambio entre familia. El amor tiene que recuperar el terreno perdido desde los tiempos del Tantra y el Kamasutra y conseguir despegarse de los matrimonios concertados y que la gente puede casarse por amor.
La comida en India te llena la boca de sabor igual que las gentes te contagian sus ganas de vivir y su actitud de hacer lo posible para salir adelante y mejorar y si no se puede pues la capacidad para aceptar que al final de todo es sólo una vida y si tienes buen karma probablemente la próxima vida sea mejor.
En India he visto un mono mear por la venta de la sala de Yoga, he viajado en Rickshaw escuchando reaggeton, he visto la cabeza de un padre y un hijo detrás de la mía para ver la película que estaba viendo en el ordenador, decenas de personas me han pedido hacerse una foto conmigo, he entrado en un templo lleno de ratas sagradas, he hablado con gente tan distintas, eh jugado al criket con los niños y todo el pueblo mirando. He pasado del amor al odio en segundos, pero al final he aprendido a valorar lo que aporta este país y es mucho y eso solo visitando una pequeña parte. Además India me ha regalado el Yoga que me acompaña ahora cada día.