
Poco a poco voy descubriendo más cosas sobre este síndrome que me diagnosticaron hace ya algún tiempo. Después de 10 meses sin trabajar y 8 viajando he entendido una cosa. Este síndrome está aquí por una razón específica, que encuentre mi propósito de vida, y no tiene pinta de que se vaya a marchar hasta que no lo haya conseguido.
Por momentos no sentía los síntomas del síndrome, cada vez que he estado a gusto con alguien durante los últimos meses una parte de mi se sentía satisfecha viviendo intensamente, o cuando estaba disfrutando alguna aventura disfrutando el momento, sin embargo cuando pasa el tiempo, el síndrome vuelve a apoderarse de todo, una efervescencia interna vuelve a traer los síntomas y me empuja a seguir en movimiento, explorar, descubrir nuevas cosas y a mirar hacia dentro para buscar ese camino.
Quizás hayas sentido esto alguna vez.
Alguien te pregunta que tal y contestas: -Bien, no me puedo quejar del trabajo, de salud aceptable, la pareja ahí está y la familia bien gracias. Pero si lo piensas fríamente, si eres honesto contigo mismo, hay algo que falta, como una pequeña pieza que aún no está puesta en el puzzle y hace que no puedas dar la tarea como finalizada.
Esa sensación, esa lucecita que se enciende dentro de ti está ahí para algo y ahí seguirá si no le haces caso. Por momentos parece que desaparece, pero no es real, ahí sigue, latente esperando a que muestres cualquier pequeña debilidad.
Toda la educación que recibimos, tanto en casa como en el colegio debería ir enfocada en una sola dirección, descubrir cual es tu talento, esa cualidad que te hace diferente y después a desarrollarla para ponerla al servicio de los demás y así vivir nuestra misión, nuestro propósito vital, pero no es así y esta es la razón de tanta insatisfacción.
Hay gente que lo deja todo antes de empezar en los 20, otros se dan cuenta un poco más tarde y les pilla la crisis de los 30 o de los 40, 50, 60… da igual, tarde o temprano te alcanzará, porque ni tu ni nadie ha venido a este mundo a pasar sin pena ni gloria.
Tú tienes una misión muy importante que debes encontrar para regalársela al mundo.
David Deida dice que si quieres saber cual es tu propósito de vida deberías sentarte en silencio, sin ninguna distracción, hasta que el dolor que supone no vivir esta misión sea tan intenso que no puedas pensar en otra cosa y no te quede más opción que descubrirlo.
Puedes no hacer nada, seguir tranquilamente con tu vida intentando hacer que todo está bien, es una opción pero no te va funcionar, esa sensación te perseguirá siempre, podrás distraerte con muchas cosas pero volverá a por ti.
O puedes irte a una cueva a meditar, ir de viaje, hacer coaching, terapia con ángeles, ir a un astrólogo, o lo que creas que te puede ayudar a encontrar este propósito y no parar hasta conseguirlo. Yo opté por esta segunda opción y creo que me voy acercando, ya te informaré de cómo van los avances.
Solamente los grandes hombres transforman sus sueños en la misión de su vida. (José de San Martin)