
Dubai y Delhi tienen una sola cosa en común, hace calor, respecto a todo lo demás es como si fueran planetas a parte. Dubai es pulcritud, organización, modernidad.
Delhi es una auténtica locura, pensaba que después de haber viajado 3 veces a África estaría preparado para afrontar India, pues no.
Delhi es una bomba de olores, había escuchado esto muchas veces y ahora lo he entendido, especias, aceites, inciensos, comida recién frita, pero también, alcantarillas, letrinas en mitad de la calle, el alcohol de las frutas en descomposición, las heces de las vacas por todos lados, es un festival para la pituitaria.
El sonido no se queda atrás, el ruido de los cláxones de todos los medios de transporte, los tuc-tuc, los coches, los rickshaw, los buses, los camiones, cada uno tiene su sonido diferente y de alguna manera entre ellos se comunican para saber quién va a pasar primero y quién va a esperar todo esto a una velocidad descontrolada, esquivando a personas, agujeros y vacas por la calle. Pero después de un rato te das cuenta de que hay un orden aunque yo no lo puedas entender, la cosa funciona y no pitan enfadados lo hacen como mero sistema de comunicación.
Los ojos se cansan de observar tantos estímulos; los saris de las mujeres, los cables de electricidad atados a cualquier cosa, los animales por cualquier lado, los agujeros en la acera, la comida, los mil colores de las especias, las tiendas que venden cualquier cosa imaginable, el templo que aparece entre medio de dos casas.
Y la gente, gente por todas partes, durmiendo, sentada, esperando, andando yendo de un lugar a otro pero gente. Unos te preguntan si quieres taxi o tuctuc, si necesitas hotel o tren, si quieres algo de fumar o mujeres bonitas, de donde eres y cuanto llevas en Delhi. Al principio intentas sonreír y contestar a todo el mundo y después te das cuenta de que es imposible, es infinito, así que aprendes a mirar hacia delante y a seguir tu camino poniendo atención solo a donde vas a poner tu siguiente paso.
Después de dos días en India pensé que me iban a sobrar muchos días de los 3 meses de visado que tengo, a partir de ese momento empecé a cogerle el tranquillo, aquí no se vive, se sobrevive y el concepto de miseria al que estamos acostumbrados en el primer mundo se eleva a la enésima potencia, pero hay algo ahí no se que es que parece que engancha, suerte que tengo tiempo para descubrirlo.
Aquí os dejo unas imagenes que lo prueban y una galeria de Flirckr