
Gaby comparte con nosotros su estilo de vida, sus desafíos y los cambios que está afrontando desde su blog. Ahora nos regala su segundo guestpost para El síndrome de la mochila. En este nos habla de relaciones diferentes a las que son consideradas “normales”. Este blog defiende un estilo de vida que no siga las reglas de la sociedad sino las que tú decidas para tu vida, esto incluye, por supuesto el tipo de relaciones. Os dejo con este maravilloso post que seguro os va a dar que pensar mucho y quizás abrirá algún debate.
Hace muy poquito empecé a leer el último libro de Lucía Etxebarria con el nombre que titula este post: Más peligroso es no amar: poliamor y otras muchas formas de relación sexual y amorosa en el S. XXI (puedes conseguirlo AQUÍ). Lo cierto es que esta escritora está en mi lista de preferidas y he leído varios de sus libros; sin embargo este no sabía que existía y lo encontré buscando otro, recomendado, sobre relaciones tóxicas y de dependencia que en realidad no me convenció.
En este ensayo Lucía Etxebarria analiza las relaciones convencionales actuales y los rasgos de nuestra sociedad que hacen que estas, de la manera que son, tengan sentido. Ella dice que generalmente las relaciones que tenemos por defecto no son funcionales, sino fusionales. Esto quiere decir que los dos miembros de la pareja se fusionan, pierden individualidad, idealizan al compañero y se lanzan a la pasión esperando que esta nunca se acabe.
Se entiende que, por definición, estas relaciones implican exclusividad, o sea, son monogámicas. Además, suelen ser predecibles: noviazgo, convivencia, boda, hijos, aburrimiento/problemas varios*/divorcio**.
Tal vez lo del aburrimiento/problemas varios/divorcio te indigne por lo trágico de la predictibilidad que te expongo, pero estoy hablando no solo de los datos contrastados ofrecidos por la autora sino también de mi propia observación de las parejas de largo recorrido en mi entorno social. Te lo presento en números:
* Según los datos del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) en 2008, el 20% de los españoles mantuvo alguna relación extra-matrimonial.
** 1 de cada 2 matrimonios acaba en divorcio en España.
Te pongo otro dato curioso: según el mismo estudio del CIS de 2008, más de la tercera parte de la población adulta en España había sido infiel en algún momento. Si separo por géneros, las cifras dicen que el 50% de los hombres que llevan un tiempo largo en una relación reconocen haber sido infieles por razones como la búsqueda de novedad, el sexo casi inexistente en la relación o no atreverse a terminar una relación que no les satisfacía.
Es curioso también que las mujeres no se quedan atrás, contrario a lo que muchos podrían estar pensando: el 40% de ellas reconocen haber tenido una aventura con alguien del entorno laboral u otro círculo social en que la pareja no estuviera incluida y siempre y cuando estuvieran seguras de que ellos no se enterarían nunca.
Según Etxebarria, y yo estoy de acuerdo, la infidelidad está casi aceptada socialmente y si no, no deja de ser muy común. Tal vez, como dice la autora, suponer que las cosas pueden ser de otra manera es ridículo porque es sencillamente antinatural. Yo no sé.
La falacia de la exclusividad
Te cuento: a mí me engañaron una vez y me sentó como una puñalada traicionera en la espalda. Yo no esperaba que alguien me hiciera eso a mí. Pero lo que más me dolió no fue la otra, no fue que mi hombre eligiera entretenerse con otra mujer; lo que verdaderamente me dolió de este engaño fue sentir que dejaba de ser relevante de repente sin saber qué había cambiado y la mentira cuando pregunté qué estaba pasando. El implicado me negó en mi cara lo que a mí me constaba y encima me tachó de histérica (aunque histérica sí que me puse, pero me pareció justificado :).
Sin embargo, al principio de esta relación yo tuve una pequeña historia sentimental con otra persona y no consideré que estuviera haciendo nada malo. Primero, los términos en los que yo me movía eran ambiguos y nadie podía reclamar nada, la historia acababa de empezar y no estaba nada definida, no había reglas.
Segundo, yo ya había elegido: mi primera opción siempre fue el xxxxxx (aquí había una palabra que ha sido censurada por el comité de sabios de este blog con el objetivo de proteger el buen karma de Gaby) que finalmente me engañó, pero yo no quise renunciar a mi relación con el otro chico, para mí era una persona importante y yo nunca lo oculté.
Entonces, repasando los hechos, resalto estos dos aspectos:
- Lo que más me dolió de esa “infidelidad” fue la mentira, el engaño, la falta de honestidad y la ausencia en un momento en el que yo más necesitaba a mi pareja por otras circunstancias. Él no sólo me engañó sino que me abandonó como compañero sin dar explicaciones. Él estaba pero no estaba. Fue muy frustrante.
- En términos generales, mi versión de infidelidad me pareció menos grave porque yo no dejé de estar para él, fui honesta y le hice saber que él era mi primera elección.
Y esto no te lo cuento como mero chisme, te lo cuento porque me sirve de base para plantearte lo que vienen a continuación:
Si en el plazo de un año, que es lo que duró esta relación tortuosa, los dos tuvimos historias paralelas, ¿cómo se podría esperar que las infidelidades no se dieran en una relación más larga teniendo en cuenta que, además, la novedad se agota, el enamoramiento se pasa y la pasión se evapora?
Por eso, cuando yo te hablaba de compromiso en este otro post te decía que no esperaba un “para toda la vida”, sino algo de verdad hoy.
Por otro lado, me parece que hoy en día las relaciones son de dos maneras:
- O vienen definidas por defecto: las reglas, que son más o menos universales, ya vienen dadas, incluidas en la definición de pareja (fusional).
- O son completamente intangibles: Uno no sabe en qué terreno se mueve. No se sabe hasta qué punto contar con la otra persona porque la dinámica del para esto sí, para esto no es aleatoria, personal e intransferible (como el DNI).
Planteo, pues, como hace Etxebarria en su libro, la posibilidad de que quepan otras muchas opciones y maneras de relacionarse y que sean diseñadas por los individuos que en un momento dado se encuentren y decidan compartir un trozo del camino. Planteo, también, que la honestidad y la comunicación deberían ser valores indispensable en tanto que siempre que los miembros de la relación conozcan y acepten las reglas del juego no puede haber heridos graves.
Una alternativa a las relaciones convencionales
En mi entorno social, incluso familiar, me dicen a menudo que me busque un novio. Les sorprende o les inquieta que esté soltera —o que no muestre pareja en mis redes sociales. También sucede que la mayoría sencillamente desconoce mis relaciones porque no me gusta hablar de ellas con cualquiera ni necesito pasear a ningún maromo por todos lados, sobre todo si no estoy muy segura de la solidez del asunto. Entonces, generalmente yo sonrío y asiento sin más porque no sé qué decir y porque me canso de dar mi discurso reivindicativo sobre la soltería.

El soltero está mal visto. A mí me da la sensación de que a menudo la gente me consuela cuando digo que no tengo pareja. Ni soy tan fea ni soy tan insoportable. No estoy sola porque nadie me quiera, sino porque es mi opción y es tan válida como cualquier otra.
[Te dejo un post interesante de nuestra compañera gurú de estos temas Marina Diaz sobre soltería consciente.]
Por otra parte, igual que al comienzo de aquella relación yo tenía sentimientos por dos hombres diferentes a la vez, aún habiendo elegido a uno por encima del otro, yo no quería dejar ni transformar lo que tenía con el segundo, a mí me gustaba. ¿Me convierte eso en una… qué?
¿Quien dice que no se pueda querer a más de una persona a la vez? Y hablo de querer, ni siquiera hablo de diversión sin más o de sexo fácil. Hablo de verdadero interés y sentimientos honestos.
Con esto quiero dejar una puerta abierta a nuevos conceptos amorosos. Aunque sólo sea como un pequeño acto de rebeldía para el día de hoy: hay otras opciones, hay otras maneras de querer. Más sanas, más amplias, muy válidas.
¿Y tú que opinas de las relaciones abiertas? ¿Estarías dispuesto a probar algo así?
Sobre Gaby: Pienso y escribo sobre la aventura de vivir en El Futuro Nunca Existió que más que un blog es un proyecto de aprendizaje compartido. No sé muy bien a dónde voy, pero creo que lo averiguaré yendo. Si quieres, te regalo mi Mini
Guía con 5 Claves para Coger el Timón de tu Vida y empezamos por ahí.
Muy buena entrada y reflexiones.
Sin duda, con el pasar de las generaciones los múltiples tipos de relaciones se normalizarán, aunque pienso que la relación de pareja seguirá siendo la predominante, si no hay una auténtica revolución. No porque crea que es la mejor. Hasta que no solucionemos el principal mal que azota a la sociedad moderna, el analfabetismo casi total en la gestión de la emociones y la apertura de mente (real), los patrones tradicionales seguirán siendo predominantes, como siempre ha sucedido. A día de hoy la mayoría de relaciones abiertas, lo son en el plano sexual, pero no (o no tanto) en el emocional, como apunta Gaby del libro de L. Etxebarría, con lo cual poco distan de las monógamas.
Cuando el autoconocimiento y el intentar conseguir la madurez emocional esté normalizado en la formación de una persona, entonces podremos aspirar a cotas más altas de verdad en las relaciones interpersonales. Bueno, en eso y en casi todo 😉
Un saludo.
Hola Victor,
Muchas gracias por la respuesta, tienes toda la razón en que lo que realmente hace falta es que todos nos desarrollemos más y desde ahí será mucho más fácil afrontar cualquier desafío. De todas formas creo que la mayoría de relaciones son abiertas, al final de una u otra manera muchas acaban en infidelidad que es mucho peor porque se hace desde el miedo, la culpa y otros sentimientos así y muchas de las que no acaban así acaban con frustración por alguno de los lados o los dos. También es verdad que hay relaciones que funcionan genial for ever after en todos los aspectos igual que hay unicornios.
saludos
Hola Víctor!
Genial comentario. Es verdad que todo este “asunto” de las relaciones está íntimamente relacionado con la gestión emocional y el autoconocimiento.
Parece que se ha “democratizado” el sexo pero las emociones siguen siendo privadas, ocultas y hasta motivo de vergüenza.
Me has puesto a pensar de nuevo. Gracias.
Un abrazo!
Excelentes planteos, maduros, honestos y con salida… que es lo que los hace útiles. Realmente cada post aquí es un lujo. No siempre puedo hacer mis descargo pero estoy, lenta, pero estoy.Mis tiempos son otros.
Mil gracias!
Lo dice mi alma!
Hola Alicia,
Gracias por el apoyo.
saludos
Hola!! Tema muy muy interesante y abierto a debate..si señor..jeje. Yo también he leído el libro de Lucía E. y debo reconocer que me gustó por que todas sus reflexiones las comparto y me hizo no sentirme una bicho raro. Eso si, he de decir que hay mil modelos de relaciones y que lo que está claro es que en nuestra cultura occidental nos han vendido que el modelo monógamo es el “bueno”(por supuesto, nuestra herencia judeocristiana tiene bastante culpa). Comparto completamente que no somos monógamos pero reconozco que llevo en mis venas la cultura que me han inculcado mis padres, pelis, revistas, canciones, publicidades varias, videoclips, cuadros, esculturas…etc, etc y que me cuesta mucho no sentirme mal si no soy la “única” para el que me gusta. Mi lógica me dice que es absurdo la pertenencia sexual y emocional, pero mi ego se “cortocircuita” cuando no es así. Estoy en una lucha constante moralidad-instinto ;).
Me gustaría evolucionar..pero me cuesta. Quizá me cuesta menos el plano sexual, pero el plano emocional lo llevo fatal ;). Por que yo, como dice Lucía Etxebarría en su libro, creo que las relaciones abiertas en el plano sexual pero no en el emocional son POLIFAKE. Porque , que yo sepa, comprometerse a estar cerrado emocionalmente es lo menos realista del mundo…al menos que, alguien pueda controlar de quien se enamora. Si es así, que me enseñe, por favor. Por que yo elijo enamorarme de mi primer novio que todavía me quiere y era el novio perfecto, pero que yo nunca llegué a querer y tuve que dejar…. 😉 (es broma, por supuesto).
De todas formas, aún a riesgo de pecar de visionaria, estoy segurísima que dentro de un par de generaciones será bastante común la poligamia. Y que, nuestros tataranietos se reirán cuando sepan que nosotros teníamos relaciones monógamas, de la misma manera que ahora vemos raro que nuestros tatarabuelos se casaran para toda la vida casi sin conocer a sus parejas y que aguantaran juntos porque estaba prohibido divorciarse. Porque el divorcio en España se legalizó en 1981!!!! hasta entonces, era ILEGAL separarte de la persona con la que te habías casado aunque fuera la última persona con la que quisieras estar…De manera que, si 35 años después estamos pensando en relaciones abiertas…somos unos revolucionarios extraordinarios :).
Muchas gracias por tu blog Fran!
Hola Verónica,
Genial tu reflexión, sí creo que en un par de generaciones esto va a estar a la orden del día. De acuerdo contigo, el divorcio ahora es lo más normal, o las relaciones de personas con del mismo sexo y hace solo unos años eran bichos raros.
Nosotros lo vamos a vivir esto también, cada vez más opciones y cada vez más apertura. Hay que estar listo para lo que viene.
Precioso camino el que nos espera.
saludo
Completamente de acuerdo con todo lo que escribes! Se puede querer a más de una persona, incluso más, a la vez. La base me parece factible, no tanto el llevarlo a cabo. Tras varios años de investigación social sobre la poligamia me temo que el problema principal es que llega un momento en que las ansias de amar todo lo que puedas abarcar se topan con el convencionalismo que te impone…. La edad? Es triste pero muchas veces el problema es que nadie quiere hacerse viejo rotando de pareja. El poliamor tiene esa chispa de emoción que, en mi opinión, solo puede darse en personas muy autónomas emocionalmente puesto que, de otra forma, causa verdaderos estragos en nuestra autoestima….ese ir y venir…. Ese no saber…..esa emoción… No creo que sea para todo el mundo. La infedelidad de la que hablas es mas hipocrita. Te engaño, pero tu no lo sabes, así que vuelvo al nido cálido y seguro todas las noches.
Luego está el tema de los niños (que eso es harina de otro costal), que lejos de crecer en un entorno privilegiado, donde se puede aprender tanto y tanto de muchos adultos, la mayoría de las veces se ven inmersos en el barullo emocional de los padres. Ya digo…. En la teoría suena de fabula….los grupos de poliamor que frecuento suelen mostrarme una realidad caótica, hipocrita (pues acabas viendo celos y mentiras por igual) y muy dramática. Una pena.
Hola Julia,
Que interesante tu experiencia. A mi me parece un camino para explorar, seguro que lleno de desafíos, y con celos y mentiras pero eso es lo que ya tenemos en el otro lado también.
No se que me apetecera de viejito pero investigar este camino me prece que al menos merece la prueba.
saludos
Gracias al comité de sabios del blog por salvarme el karma, jaja.
A veces la censura puede actuar a tu favor!